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Año 1824. Don Bosco cumple 9 años y por aquel tiempo tiene su famoso sueño. Un sueño que cuenta en sus Memorias del Oratorio y que sirve de inspiración a todo lo que vendría después. Para Don Bosco este momento tiene un significado revelador sobre el sentido de su propia existencia.

El resto de la historia hasta llegar a nuestros días, con los salesianos presentes en más de 130 países, incluida la preciosa misión de Cabezo de Torres, es más o menos conocida.

En algún lugar leí que cuando uno sueña, lo que busca es una idea de sí mismo. En Don Bosco, el sueño es mucho más profundo que eso, porque la idea de sí mismo conecta con Jesús y se reviste de misión vital en la que debe formarse (adquirir la ciencia) y esforzarse (disciplina) para llegar a ser útil a los demás a través de una vida de acción y servicio, siendo testimonio vivo del evangelio. Por tanto, el sueño no estaría completo si, además de mí (Yo), no está Jesús (sentido, principios, objetivos…) y los demás (mis hermanos, con los que convivo, construyo y disfruto del regalo de la vida).

En el sueño de los 9 años, aquel “hombre muy respetable, de varonil aspecto, noblemente vestido” sienta las bases de la pedagogía de Don Bosco, la pedagogía del Amor, a través de estas palabras: “con golpes, no; sino que deberás ganarte a estos tus amigos con la mansedumbre y la caridad. Ponte, pues, ahora mismo a enseñarles la fealdad del pecado y la hermosura de la virtud”. Años después, Don Bosco fue dando forma al Sistema Preventivo, su particular forma de entender la educación, eje vertebrador de la propuesta educativa de nuestras casas y escuelas. Por supuesto, todos nosotros formamos parte de ese sueño.

Debemos destacar la importancia de la alegoría del sueño en la visión educativa de Don Bosco. Su pedagogía está impregnada de este elemento porque él, como nadie, entiende la fuerza que tienen los sueños para ilusionar y movilizar (abrir caminos) a las personas. Y esa movilización no puede carecer de coordenadas. Es esencial orientar las brújulas hacia la construcción de un mundo mejor (Reino de Dios, anunciado por Jesús).

Busqué el significado de “sueño” en la RAE y encontré: “cosa que carece de realidad o fundamento, y, en especial, proyecto, deseo, esperanza sin probabilidad de realizarse”. Está claro que Don Bosco hizo realidad su sueño seguramente porque no leyó está definición o porque nunca supo que era imposible.

Con todo esto y, ante el 200 aniversario de aquel relato, resulta muy acertado el lema que animará este nuevo curso: “un sueño para ti”. Un lema que nos invitará a soñar juntos, a descubrir el sentido vocacional de nuestras vidas, “discerniendo en torno a lo que Dios nos pide en este momento de la historia a cada uno y a todos, como comunidad”.

En el sueño, Jesús también le dice a Don Bosco: “Yo te daré la Maestra. Bajo su disciplina podrás llegar a ser sabio, pero sin Ella toda sabiduría se convierte en necedad”.

Y tú, ¿te atreves a soñar?

Francisco Vicente Martínez Martínez

Director de la Casa Salesiana de Cabezo de Torres

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