4º ESO en la ruta “los guardianes protectores de la huerta”, acompañados por sus profesores de Sociales (Pedro Gracia y Santiago Arribas).

El viernes 28 de abril, los alumnos de 4º de Secundaria del Colegio Salesiano Don Bosco de Cabezo de Torres, participan en la ruta de interpretación “los guardianes protectores de la huerta”. A las 8:30, en el mismo centro educativo, el alcalde pedáneo D. Francisco José Viudes Fernández indica el interés histórico y cultural de los lugares que se van a visitar.

Juan Antonio Buendía, guía de la Ruta, mediante una presentación multimedia, va mostrando el Reino de Murcia del siglo XII: territorios, economía, alianzas comerciales y militares, valor cultural, estrategia defensiva, diplomacia, etc. Aparecen paisajes de antaño y de ahora de la ciudad de Murcia, Cabezo de Torres, Monteagudo y aledaños. Termina haciendo visibles los lugares que forman el complejo hidrológico, arqueológico de Cabezo de Torres y Monteagudo.

Y se comienza a caminar. En los 5’5 Km., se va desgranando una historia que es propia. Hay quien afirma que, a espacios mil veces transitados por fin se les pone su nombre y se sabe su cometido.

Avanza la mañana y la fortaleza del Sol, el calor dificulta el caminar y obliga a reponer fuerzas y líquidos.

Son las 13:30; se llega al Colegio, con más moreno en la piel y algún cansancio en el cuerpo.

En el patio y mientras se toma un respiro antes de subir a la última clase de la jornada, se van deshojando experiencia y lugares. Como retazos de un sueño aparece la estrella de Salomón de ocho puntas, figura del paraíso islámico lleno de gigantescas albercas y espacios de ensueño donde agua y vegetación lo invaden todo; se vislumbran cada uno de los espacios visitados y las estructuras hídricas asociadas a ellos. Parece apreciarse al mismo Rey Lobo (Mohamed Ibn Mardanis), que desde aquel castillo que copiasen la misma Alhambra de Granada, el llamado Castillejo de Monteagudo, mirar hacia el Palacio de Larache, donde residen sus más destacados huéspedes. A veces el rey moro otea el horizonte posando su mirada en el Castillo Cabezo Bajo y en cada una de las fortalezas que defienden la huerta murciana. Quizás simplemente pasea repasando mentalmente los límites de su reino: de Carmona (cerca de la misma Sevilla), a Granada, Jaén, o Baza, subiendo al Norte hasta Albarracín (incluyendo Albacete y parte de Cuenca) y de ahí al Mediterráneo, bajando por Castellón, recorriendo todo el arco Mediterráneo hasta llegar a Almería. O quizás sus pensares vagan en lo que debe comerciar con Génova o Pisa; en la siguiente batalla contra los almohades que por ahora mantiene a raya; en las consecuencias del pacto con Castilla o en si debe acuñar más monedas de su morabetino lupino, que según le dicen es ya pieza de oro referente en toda Europa. Los pasos de Mardanis son acunados por la sinfonía que el agua compone al pasar por acequias, azudes, partidores, albercas, regaderas o por esos azarbes que retornan las aguas sobrantes al río del que salieron. A lo lejos, el cansino mover de una aceña…; en cada cangilón descarga un trozo sonoro de vida, y se pone el contrapunto a un vasto reino que tiene su capitalidad entre Monteagudo y Cabezo de Torres.

La imaginación en sus alas nos permite pasar al siglo XVIII y escuchar el fragor de la guerra entre borbones y austrias por reinar en España. Mientras, en Cabezo de Torres, la imagen de la Virgen llora. El milagro de las lágrimas, hacen de la fe fuerza para la batalla y bajo la guía del Cardenal Belluga, en la Batalla del Huerto de las Bombas la causa borbónica consigue su primera victoria en España.

Suena el timbre, subimos a clase, en el corazón y la mente la sensación de conocer algo más lo que somos y lo que fuimos